domingo, 4 de octubre de 2015

Shatter


¨Incluso aquella misma tarde hubo sin duda momentos en que Daisy no alcanzó el nivel de sus sueños; no por culpa suya, sino por la colosal vitalidad de su ilusión, que sobrepasaba a Daisy, que lo sobrepasaba todo. Gatsby se había entregado a ella con entusiasmo creador, acrecentándola sin descanso, adorándola con cualquier pluma de brillantes colores que se ponía a su alcance. No existe fuego ni lozanía capaz de competir con lo que un hombre atesora en el fantasmagórico mundo de su corazón.¨


F. S. Fitzgerald, El Gran Gatsby



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