miércoles, 9 de diciembre de 2015

El viaje. Parte I - Prólogo: Soñar el sueño.

Soñar es viajar, es abandonar momentáneamente el lugar en el que te encuentras e imaginar que es estás en otro tiempo, en otra parte... en otra vida, en otro mundo. Es estar lejos y a la vez sentirte cerca; es conocer lo desconocido, imaginar lo inimaginable, pensar lo impensable, ver lo nunca visto y desmitificar el mito. Soñar es viajar y viajar es hacer real lo que un día se hubo soñado.

Es tan fascinante y tan fácil dejarse llevar, tan gratificante, tan reconfortante, que a menudo es inevitable querer hacer de ese sueño y ese viaje algo tan real que acaba convirtiéndose en algo quizá peligrosamente inabarcable. Es entonces cuando empiezas a soñar el sueño. Las dimensiones, llegados a ese punto, no importan ya, como no importa desde hace tiempo la distancia entre dos partes remotamente lejanas del mundo. Todo adquiere un nuevo significado. El sueño se convierte en el viaje en sí mismo; y a pesar de que soñar es viajar, soñar no es vivir en absoluto.

Viajar es, en muchos casos, hacer realidad un sueño. En el momento de partir no solo cargas con el incómodo equipaje físico, material, sino que llevas contigo encima de los hombros una maleta bien llena de ilusiones, esperanzas, expectativas y... sueños. Porque ellos son los que te han llevado a estar ahí en ese instante, viajero intrépido en busca de una nueva aventura y un nuevo comienzo.

No pesan ni ocupan espacio pero se hacen notar, y la cantidad de todos ellos no se mide en kilos sino en latidos acelerados al llegar a un destino, en emociones compartidas al descubrirlo y en lágrimas derramadas al abandonarlo. No tienen nada de real, puesto que sólo tienen existencia dentro de esa maleta que llevas contigo y que nadie más es capaz de arrastrar. Pero, a pesar de todo, tienen un valor inestimable porque son el resultado de un buen puñado de momentos de planificación, entrega y exaltación.

Es lo que va dentro de esa maleta lo que va a ser el verdadero equipaje que, llegada la hora, te será de utilidad a la hora de enfrentarte a la realidad de tu sueño. Viajar es cumplir ese ideal; es añadir a lo que hasta entonces fue real para ti un nuevo complemento.

Pero, ¿es tu realidad compatible con la realidad de tu sueño? O mejor dicho, ¿es el equipaje que llevas contigo el adecuado para enfrentarte a la verdadera naturaleza de lo que hasta entonces imaginaste que sería tan sólo un cúmulo de ilusiones y pensamientos?

Sólo hay una manera de saberlo: vívelo.



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