«Al mirar atrás es fácil ver dónde nos equivocamos y arrepentirnos de una decisión que parecía una buena idea. Si pensamos con la cabeza y escuchamos a nuestro corazón es probable que veamos que decidimos bien y evitamos el peor de los remordimientos: el remordimiento por haber dejado pasar algo maravilloso.»
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