martes, 3 de octubre de 2023

Lo que aprendí en el último septiembre

La última vez que me despedí de ti, septiembre, creía que lo que el futuro me reservaba era recuperar aquello que entonces me tocaba dejar atrás. Lo material y lo inmaterial, el tejido de mi existencia y el sustento de mi felicidad.

Mientras me alejaba, el reflejo se iba empequeñeciendo en el espejo a un ritmo dolorosamente vertiginoso. Se me hacía un nudo en la garganta al verlo desaparecer tras girar despacio hacia la calle principal, fuera y lejos de aquel lugar donde con el paso del tiempo hallé sentido, propósito y me encontré a mí mismo. 

Te pedí que me despertases, septiembre, cuando te fueses; cuando finalmente, reunidos de nuevo, estuviésemos preparados para ir al encuentro de nuestro destino.

Poco o nada sabía entonces; mucho menos era capaz de imaginar que precisamente, en aquel caprichoso segundo de aquella lejana tarde, conforme la distancia se incrementaba, me hallaba lo más cerca que iba a estar jamás, y desde ese fugaz instante, de conseguir hacer realidad la promesa que te rogué mantuvieses viva por mí.

Volviste a verme, septiembre, pero era demasiado tarde. Hacía ya mucho que me había despertado sin ti, sin rastro de ti y con todos los pedazos de mis sueños esparcidos por el suelo de mi habitación...

Te despides de nuevo, pero ahora dejándome sin nada que recuperar, sin un reflejo que contemplar y con una única premisa certera: volverás, como siempre haces, y yo habré de estar esperándote. ¿Cómo? No lo sé, pues sólo siento que ya no podré confiar en ti como un día lo hice.

 

As my memory restsBut never forgets what I lostWake me up when...




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