Vas a leer esto y, al concluir, vas a cerrar los ojos mientras la música se cuela en tus oídos y alcanza hasta el rincón más lejano de tu mente, ese lugar tan maravilloso lleno de ideas y sueños alucinantes donde todo es hermoso y emocionante. Mientras eso ocurre, vas a sentir la lluvia que cae del cielo afuera en la calle, tras los cristales. Vas a oír el repiqueteo de las gotas contra el vidrio y el susurro del viento que las hace bajar desde lo alto. Vas a notar el mullido sofá en el que estás sentado. Vas a rozar con las yemas de los dedos el tacto suave y sedoso de la manta que cubre tu cuerpo. Vas a sentir el calor y la calidez de ese momento. Vas a respirar profundamente, dejando caer la cabeza hacia atrás. Suspirarás.
Y, por encima de todo, sonreirás al descubrirte en un lugar seguro; en un refugio perfecto.
En un refugio donde sólo hay sosiego. Silencio. Paz.
Ahora, cierra los ojos... y déjate llevar.
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