miércoles, 13 de abril de 2016

"In times like these I should never grow away"

La visión del valle abriéndose hacia las montañas, de la imponente majestuosidad de esas moles de roca alzándose a tan sólo unos kilómetros de distancia, cubiertas de nieve en su mayor parte. Líneas de picos extendiéndose hasta donde alcanza la vista. Tonos blancos y grises, casi negros desde la distancia. Y más abajo, bosques y campos verdes desplegándose sin miedo por las laderas y más abajo aún hasta desaparecer. El verde domina ese territorio donde bulle la vida. Y más arriba, azul. Radiante, luminoso e intenso, tachonado por multitud de rayos procedentes del sol que tiñen de dorado ese paisaje sobrecogedor.

Y tú, casual y momentáneo observador silencioso de ese retablo de luz, de vida y de color no puedes evitar sentir como si una flor se desperezase en tu interior por primera vez tras el paso del invierno. Parece que sólo hay lugar para la esperanza y el optimismo. El día brilla y tú brillas con él. Porque dejarse llevar suena demasiado bien.

Sabes, sin embargo, que todo es un espejismo. Un preludio que sirve de preparación para lo que está por venir, que será gris, negro, verde, azul y dorado. Todos a la vez, o quizá falte alguno. No lo sabes.

Algo es seguro: eso que ahora contemplas pronto desaparecerá para no volver jamás.

Nostalgia...

Y te preguntas a dónde te arrastrará a ti esa sombra que se cierne sobre las montañas...



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