Un engaño personal, desinteresado e inocente; un engaño que me engañó hasta el fondo. Un engaño que yo creé y creí aun teniendo la verdad escondida en mí.
Pero con el deshielo, los secretos hundidos en la nieve salen a relucir. Y el deshielo me sorprendió y derritió mi interior.
Y ahora por fin lo comprendo, por suerte o por desgracia. Estuvo ahí, desde el principio. Tan cerca y a la vez tan lejos...
Y ahora, ¿qué? El fuego vino y se llevó el disfraz pero en las cenizas permanece la verdad, el significado primigenio que ya no se podrá ocultar.
Todo por un recuerdo, un latido acelerado, un viaje por el mar en una mirada eterna y un vendaval.
Aunque, pensándolo bien, estas no son más que las palabras de un iluso. Una vez más y como siempre.
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