domingo, 14 de julio de 2013

Thanks for the memories

Llevaba mucho tiempo esperándolo, quizá demasiado. No sólo por la experiencia en sí y lo que prometía, sino también por las personas que me acompañarían.

Durante meses fui conformando mi propio "plan" de verano y sin querer siquiera situé estos días en la cima de lo que se me antojaba como un verano inolvidable. Conforme la fecha se acercaba aumentaban mis nervios y mis ganas; cuando apenas faltaban días, horas para iniciar el viaje, no sentía nada aparte de nervios y una expectación tremenda. 
"¿Por qué?", me decía yo mismo, "si no es más que una aventura con la gente que tú deseas".
En ese momento mis sentimientos eran instintivos, pues era incapaz de saber que, efectivamente, tras unos pocos días los nervios estaban más que justificados.

Una experiencia que marca tu vida es todo eso que no esperas y que te coge por sorpresa, en mitad de un parpadeo para zarandearte fuerte y dejarte aturdido, levemente incapacitado para reconocer lo que acaba de suceder. Con el paso de tiempo toma un sentido especial en tu vida. Puede que esto sea lo que me ha sucedido a mí.

Llegaron estos ansiados días, días de calor, de ajetreo, de noches sin dormir, de incomodidad, de... mil recuerdos imborrables. Recuerdos llenos de acordes, de voces, de gritos, de saltos, de luces, de manos y de rostros rendidos ante el poder de una canción. Lo que marcó sin lugar a dudas estos cuatro días en Bilbao fue mi compañía, las tres personas que me acompañaron en este viaje y que una vez más consiguieron hacer de cualquier momento juntos un instante para no olvidar jamás.

Con los recuerdos recién instalados en la memoria me asusto al comprobar lo rápido que se han convertido en sólo eso, en recuerdos, en muestras ya pasadas de instantes irrepetibles. Lo esperé durante mucho tiempo y al final fue increíblemente fugaz. Empiezo a preguntarme ahora si en realidad viví todo eso que ahora inunda mi cabeza.

Es entonces cuando al recurrir a esos nimios "recuerdos" adquieren su significado íntegro, su valor y su fuerza motriz. Es entonces cuando pienso en las risas, las bromas, la felicidad y la alegría por lo que compartíamos; las lágrimas, las miradas prendidas por la intensidad de un sentimiento que durante estos cuatro días nos unió y conectó de una forma que aún me sigue maravillando...

Todo sucedió muy rápido y aquí estoy ahora, de vuelta en casa, como si nada hubiera sucedido, recopilando fotos y vídeos que reflejan el enorme valor de lo que hemos vivido. Es tiempo de echarlo de menos, claro, pero también de grabarlo a fuego en el corazón.

Siempre podremos decir que estuvimos allí para compartirlo juntos, desde hoy y hasta que nos falle la memoria. Gracias por estos días, por estar ahí, por cada momento, por todo. Una y otra vez, mil incluso, gracias. Eskerrik asko, amigos.

It's something unpredictable but in the end 
Is right I hope you've had the time of your life...


No hay comentarios:

Publicar un comentario