lunes, 30 de diciembre de 2013

(Learn to) Open your eyes

No soy el que era. Muchas son las cosas que me han traído hasta aquí; otras tantas me mantienen ahora.

Tu forma de entender la vida te impulsa a actuar de acuerdo a lo que quieres y deseas. Cada decisión tomada es un reflejo de lo que corre por tus venas, o al menos así debiera ser, en un principio, para todo aquel que quiera ser sincero consigo mismo y con el mundo.

La mayoría de las veces encuentras satisfacción al darte cuenta de cómo eres y cómo vives. Parece casi épico, una sensación de plenitud incomparable. Sin embargo, hay paredes que se empeñan en erigirse frente a ti dejándote, en ocasiones, tirado en el suelo, indefenso.

En esos instantes parece que no hay vuelta atrás, que el mundo se conjuró para derribarte, que te fallan las fuerzas que en otro tiempo te sobraban. Aparentas estar tranquilo, recobrar la confianza y la seguridad, pero en el fondo sabes que tiemblas de miedo. Tiemblas porque temes volver a caer, porque no es la primera vez que te sucede.

¿Y qué hacer? Esperar, pues quizá el derroche del tiempo traiga consigo un impulso que consiga separarte del suelo. En instantes así lo que necesitas es una garantía; un susurro que te infunda seguridad. Nada más.

Puedes pensar, no obstante, que una pequeña caída de vez en cuando pueda ayudarte de alguna manera, ¿no? La esperanza es el motor diario de la vida, o mejor dicho, de una vida feliz. Así, buscando el lado bueno de las cosas me preguntaría en tal caso:

"¿Por qme caigo?"

La respuesta es sencilla:

Para aprender a levantarme.

Y he ahí el secreto de todos los momentos agridulces. Tras cada esquina se extiende una calle y tras cada caída se alza una escalera para ayudarte a levantar el ánimo. Después de cada episodio de decepción aflora la rebeldía, la determinación para no repetir lo vivido, para no recaer en errores pasados. Aun así, no mucho tiempo más tarde te descubres a ti mismo haciendo precisamente lo que no debes: volver a soñar en demasía, que es el veneno de todo iluso y la amarga condena que te encadena al suelo. Quien diga lo contrario... no sabe lo que dice, o miente.

Llega un momento en el que sientes que tocas fondo; un momento en el que asumes todo eso que jamás serás capaz de cambiar, aceptas los golpes y te fortaleces gracias a ellos. Estableces un punto de no-retorno y alzas la mirada. No todo te sonríe entonces, pero al menos ahora eres más consciente de la situación del mundo. Has trazado un mapa y has elegido una ruta bastante segura por la que guiar tus pasos.

¿Y qué vas a hacer? ¿Volver a ser el que eras? No. Todo eso ha cambiado.

Las paredes se hacen más frágiles. Luchas para superar esas barreras y poco a poco el aire te brinda la posibilidad de encontrar tu recompensa. El futuro se recorta en el horizonte. Es todo tuyo, si estás dispuesto a ir a por él.

Leer las señales. Aprende a leer las señales.
Ellas te dirán sutilmente cuándo ha llegado la hora de mirar hacia adelante, de avanzar; de saber reconocer cuáles son las buenas e irrepetibles oportunidades que no puedes dejar escapar y cuáles son las que te harán desperdiciar el tiempo.

Acepta este consejo ahora, pues creo que si hay algo que he aprendido es que en el mar jamás cesarán las mareas y las lluvias vendrán y se irán dejando su olor en la tierra a pesar de todo. Ellos no se preocuparán por aliviar el tormento de tu espera.

Por ello, simplemente respira y busca aquello que más deseas con el desvelo y la entrega que sea necesaria y suficiente. No más, no menos.

sábado, 28 de diciembre de 2013

What can you see?

"I see a beautiful city and a brilliant people rising from this abyss. I see the lives for which I lay down my life, peaceful, useful, prosperous and happy. I see that I hold a sanctuary in their hearts, and in the hearts of their descendants, generations hence. It is a far, far better thing that I do, than I have ever done; it is a far, far better rest that I go to, than I have ever known".

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Gone with the wind

Llegó con el otoño, cuando las hojas comenzaron a dejarse caer tras cubrirse con su manto marrón. Proclamó la venida de aires que traerían consigo el cambio; una promesa para el futuro y un rayo de luz que lo iluminase.

Y sí, todo cambió. El mundo giró y encontró un nuevo equilibrio allí donde antes habitaba una mentira. El mundo se hizo más claro, más nítido, más real. Más vivo.

Transcurrió la estación modelando el paisaje a su paso y enfriando el ánimo y el calor del corazón. La vitalidad que siempre llevó consigo comenzó a menguar con el paso de los días, a pesar de que una poderosa fuerza la intentaba mantener allí donde pertenecía.

No fue suficiente el aliento para evitar el inevitable abrazo del invierno. Un abrazo que amenazaba con ser largo, desesperante y solitario.

Llegó con el otoño, con el viento; y tan pronto como la nieve bajó de los montañas comenzó a dejarse ir, y fue entonces cuando supe que estaba ansiosa por volar de regreso. No quise permitirlo.

Llegó con el viento... y (se fue con él) quién sabe si se irá con él pronto...




lunes, 25 de noviembre de 2013

La marioneta de trapo

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.

Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan, y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate...

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma.

Dios mío, si yo tuviera un corazón...

Escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que ofrecería a la luna.

Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...

No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.

A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.

A un niño le daría alas, pero dejaría que el solo aprendiese a volar. A los viejos, a mis viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.

Tantas cosas he aprendido de ustedes los hombres...

He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su puño por vez primera el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.

He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo...

martes, 19 de noviembre de 2013

Truth be told



“I just want you to know that you’re very special… 
and the only reason I’m telling you is that I don’t know if anyone else ever has”.





domingo, 17 de noviembre de 2013

La barca

Era una pequeña barca de madera que había visto tiempos mejores. El paso del tiempo y las numerosas batallas libradas habían desgastado su intenso color azul, dejándolo ahora como un pálido reflejo de lo que había sido antaño. La madera estaba agrietada en algunas zonas; rayada en multitud de lugares y había perdido ese tacto pulido del que solía presumir.

Cargaba sin embargo con infinitud de experiencias que la habían hecho más fuerte, más sabia y también más sensata. No encaraba las olas como antes; no deseaba tanto sentir que casi podía despegarse del agua y volar; no tenía prisa ya. No era necesario.

Tras tantos días y noches deslizándose sobre el mar sabía cómo viajar segura y cómo hacer que aquellos que estuviesen a su cuidado pudiesen sentirse a salvo, pues las profundidades eran a la vez un amigo y un enemigo del que osaba ser excesivamente curioso.

Aquella tarde recibió la visita de un viajero excepcionalmente extraño. Llevaba consigo una pequeña mochila de cuero como única pertenencia, pero a pesar de la desprotección a la que estaba expuesto, parecía curiosamente tranquilo. Empujó levemente la barca azul hasta que topó con las primeras olas que rompían en la costa y subió a bordo. Tomó un remo y con apenas unas paladas se alejó de la arena y se abandonó en la inmensidad del mar. Arrojó el remo al agua y se recostó en la proa de la embarcación. La barca se sorprendió por la locura que acababa de cometer aquel hombre, pero había visto tantas cosas que no lo mencionó.

Entonces el hombre hizo algo muy curioso. Extrajo de la mochila un papel y un lápiz y comenzó a dibujar en silencio. La tarde dejaba paso a la noche y el sol se disponía a esconderse bajo el mar. Apenas tenía luz aquel hombre para dibujar, pero en realidad no la necesitaba pues cada línea estaba grabada en su interior y en ese lugar no se necesitaba la luz para ver.

La barca se sorprendió cuando descubrió que el hombre la había dibujado a ella y a sí mismo, en aquel momento, en aquel lugar. Nunca jamás se había sentido importante para nadie; nunca ningún viajero la había considerado algo más que un medio para alcanzar el lugar donde quería llegar. Aquél era un hombre diferente.

El viajero sacó las manos por fuera de la barca y las sumergió en el agua, dejando que el mar las meciese suavemente conforme la barca se deslizaba sobre el azul. La noche se hacía dueña del mundo y las estrellas se encendieron para tomar posesión del cielo.

Tú y yo hemos vivido demasiado ya. Llevas mil recuerdos contigo; yo cargo con otros mil. No soporto ni uno más; tú tampoco. Alejémonos para siempre; alcancemos el otro lado del mar. Perdámonos.

¿Por qué no? Aquel hombre le transmitía una paz que hacía tiempo que había perdido; la calma que necesitaba para sentirse libre. Así fue como la barca y el hombre que viajaba en ella se dejaron ir lentamente, hacia donde nadie sabe, unidos en busca del último de los recuerdos que nunca nadie recordaría.

Sólo quedó de ellos una hoja de papel que naufragó hasta que un día alcanzó una playa...




sábado, 16 de noviembre de 2013

Eterno resplandor de una mente inmaculada

¿Qué somos, más que extraños unidos en un momento azaroso que conforme transcurra el tiempo no será más que un recuerdo?

El presente es lo único que tenemos, ¿no es eso cierto? El recuerdo es parte del pasado, ese tiempo inaccesible que poco a poco horada los pozos de la memoria y lo sume todo inevitablemente en el olvido. El futuro es ese pedazo de incertidumbre que camina siempre un paso por delante del nuestro; es la continuación del ahora y la inseguridad que se tiene en la seguridad del presente. ¿Qué sentido tiene vivir y olvidar, recorrer un camino como si no fuese más que uno de muchos, cuyo trayecto no rememorarás, del que no recordarás lo que le hace especial?

Si del presente vives, del pasado echas de menos y del futuro sueñas, mas si el sueño y la añoranza se hacen un hueco para vivir en el presente, ¿qué es el presente sino la perfecta descripción del caos?
Aprender a vivir se convierte entonces en un arte que es imposible dominar. ¿Pero puedes convertirte quizá en un maestro? Y yo qué sé... Sólo soy un humilde aprendiz.

El presente es como un puzzle compuesto por multitud de piezas que obcecadamente intentamos colocar en su (aparente) lugar correcto, descansando así la voz de la conciencia, creyendo que si todo está en su sitio, el orden es suficiente para garantizar nuestra tranquilidad.

Hay un problema en este sencillo planteamiento: un puzzle convencional no corre el riesgo de deshacerse pieza a pieza si alguna de ellas no encaja. Simplemente espera pacientemente a que coloquemos la que corresponde en el lugar que le corresponde. Es tan sencillo...
Con la vida eso no vale. El puzzle puede tener miles de piezas perfectamente distribuidas conformando un bonito retablo de colores, pero si una de ellas, sólo una, falla, todo se desmoronará. Y no se puede hacer nada para evitarlo.

Vivir es complicado. O al menos vivir bien, claro está, siendo consecuente con lo que uno es y piensa. El edificio del presente se construye día a día y te prepara para enfrentarte al futuro mientras te enseña los defectos que se cometieron en el pasado para que sean subsanados. Es una máquina perfecta. No, espera, eso no es cierto. No es cierto porque no todos los engranajes encajan y funcionan con perfección. ¡Eso no existe! Y nadie puede negar esto.
Y aún es menos perfecta porque no todos los engranajes, las piezas, son igual de importantes. Hay algunos(as) que se reservan un lugar privilegiado para desempeñar una función privilegiada, la que sustenta todo lo demás, la que sirve de piedra angular para el edificio. La que nos mueve a cada instante. La que se esconde en el núcleo de todo, profundamente enraizada en nuestro interior.

Esta máquina nos habla y se hace humana en los oscuros rincones de la mente, ese paraje inhóspito plagado de misterios y mitos, vasto como ninguno y difícil de explorar, sobre todo porque en la mente habita la ilusión, y como su propio nombre nos hace suponer, no es el guía ideal para acompañarnos en un lugar desconocido. Todo es posible en el territorio de la mente.

Intentaba decir únicamente, aunque sea difícil de creer, que el edificio de mi vida tiene una piedra angular que es más valiosa que un diamante y más frágil que él. El riesgo que corro es ostensible, pero yo me lo he buscado. Yo me lo guiso y yo me lo como, que dirían por ahí.

Me hago una pregunta que, creo, lleva consigo implícita la respuesta que mejor encaja en la ecuación irresoluble de la vida: si el orden del presente se desordena cuando se cuelan en él las ganas de echar de menos y de soñar a partes iguales, ¿no sería preferible pensar menos, tener más espacio para descubrir el mundo de la mente; en definitiva, liberar ese mundo interior plagado de recuerdos y de sueños?

No lo sé. Y como no tengo ni idea de cómo responder a éso, me limito a vivir el presente con mi edificio aparentemente robusto y débil en realidad; con las armas artimañas que he ido recogiendo por el camino y con los fantasmas que se arrastran encadenados a mí. Es lo que hay.

Por ahora...



And one day we will die
And our ashes will fly from the aeroplane over the sea
But for now we are young
Let us lay in the sun 
And count every beautiful thing we can see
Love to be 
In the arms of all I'm keeping here with me


martes, 12 de noviembre de 2013

You wanna make a memory?

Era un parque en invierno. Era una tarde, o una noche quizá, ya no recuerdo, cuando estaba paseando entre los árboles arrastrando los pies sobre el frío suelo de piedra, y con los pies las hojas, rompiendo el silencio y la quietud reinantes.

En medio del ruido y de la calma se oyó una risa, en un segundo, dulce, melodiosa. Cálida. Confortable como el abrigo del fuego y reparadora como la luz del sol después de la lluvia.

Perseguí el eco de aquel canto y fui a dar a un pequeño muro que apenas levantaba del suelo. En su extremo había una farola y bajo su amarillo protector había dos personas.
Sin quererlo y sin pensarlo me quedé allí plantado, ensimismado, cautivado por la sencillez y la magia, o eso me pareció, de aquel momento. En un instante la noche se desdibujó ante mis ojos y no pude evitar contemplar la escena desde un lugar muy lejano.

Recordé lo que había olvidado y con el aire fresco y la oscuridad vinieron los recuerdos, esbozados en mi mente como volutas de vaho exhaladas tras un profundo suspiro.

Recordé entonces las tardes y las noches; los parques, los muros y las farolas; los bancos, los árboles, los paseos... Paladeé el sabor de lo que antaño adoraba; el olor de la más bonita de las historias; sentí el calor de la compañía más deseada; la voz de la memoria, los juegos de la ilusión y los abrazos fundidos durante largo tiempo perdidos.

¿Qué quedaba ahora de aquello más que el recuerdo? Y ni siquiera eso, pues conforme pasaban los días más pequeño se hacía tal recuerdo.

Abrí los ojos al mundo de nuevo y descubrí que me había quedado solo. No había luz, ni compañía, ni recuerdo. Era demasiado tarde. Estábamos en aquel parque mi sombra y yo; una lágrima perdida y yo, congelados en mitad de la noche, ¿sorprendidos quizá por el invierno?

La añoranza guió mis pasos de vuelta hacia el lugar donde el tesoro que una vez poseí se perdió allí donde habita el olvido.

¿Volvería algún día a recuperarlo?

domingo, 10 de noviembre de 2013

Mil (1000)


"A veces por muy alto que pongas la música sólo puedes oírte a ti mismo".



Dos extraños.

Se detiene y observa con deleite la figura que se alza frente a él a cierta distancia.

La sensación de vértigo se apodera de su cabeza. Cierra los ojos y se muerde el labio inferior. Tiembla.

Tantas cosas por decir, tanto por querer expresar; tan poca idea de por dónde comenzar.

Un torrente de emociones que sacuden el mundo frágil del interior.

Percepción afinada para captar cada detalle; cada rasgo infinitesimal que hace de las líneas y las texturas y los colores una bella obra de arte.

Tanto es lo desconocido y lo incierto que da miedo atreverse a descubrir la verdad.

Ver lo que se quiere ver; pensar lo que no se quiere pensar. Volar y ahogarse a orillas del mar.

Entonar un acorde que refleja la armonía del mundo, la perfección pura de la realidad.

Sentir la presencia de ese cristal que se impone ante cualquier posibilidad de realizar lo impensable.

Querer gritar, llorar y saltar, todo a la vez. Romper el cielo y pisarlo hasta hacerlo desaparecer. Arrancar la tierra y secar el mar. Cubrir el sol con un manto de oscuridad.

Un ruido de fondo que es una constante en los días y las noches. Una fuerza impulsora; una potencia motriz.

Una conexión con la felicidad. La belleza del mundo.

Una noche fría. Luces de ciudad. Calles que se rinden a sus caminantes.

Una idea infantil, traviesa, (casi) estúpida.

Buscar la verdad a través de la simplicidad. De lo sencillo y lo auténtico. Lo que habita en el núcleo e irradia la superficie.

Mil razones para escribir; una sola para hacerlo.

Antes del amanecer...

martes, 29 de octubre de 2013

Winter is coming

Con el atraso del reloj llegó la oscuridad.

El mundo se colocó sus mejores galas, las negras. Los días se hicieron más cortos y las noches comenzaron a engullir la luz. Las hojas, otrora verdes, resplandecientes, comenzaron a teñirse de tonos amarillos, marrones y rojos. Cayeron al suelo de los parques para tejer ese manto, esa alfombra otoñal tan singular que nos recuerda que hubo días donde la vida bulló y coloreó la tierra.

Nos adentramos ahora en un tiempo de letargo, en meses donde la escarcha se adueña de la hierba y el frío nos empequeñece; donde buscamos el calor del fuego o del agua; el refugio cálido de un techo.

Miramos hacia el futuro mientras nos sumimos en la quietud y aparente monotonía de los días grises y oscuros. Atrás queda el sol del verano; por delante, la promesa de una vida nueva que florecerá en primavera.

Mientras tanto, sin embargo, caminamos despacio con los pies fríos en pos del ineludible abrazo blanco del poderoso invierno.



viernes, 25 de octubre de 2013

El puente

Esta es la historia de un puente que conectaba dos mundos ajenos, distantes en el tiempo y el espacio.

Un puente que no era de piedra, ni de acero, ni de hormigón. Un puente que no enlazaba las dos márgenes de un río; tampoco cruzaba el mar. Estaba suspendido en el aire desafiando la ley de la gravedad, soportando el peso de lo que a través de él circulaba, haciendo equilibrios sobre el vacío.

Fueron dos los arquitectos que diseñaron el puente y lo hicieron en apenas un instante que, a pesar de todo, resultó ser suficiente para garantizar su solidez. Por extraño que pudiese parecer, se trataba del puente más delicado y más resistente de todos, pues era capaz de tolerar la intensidad de una fuerza indescriptible y con la misma facilidad se podía romper.

El puente ofrecía una ruta de ida y vuelta entre aquellos mundos por un precio asequible: la intemporalidad. Tenía la facultad de dar forma y quitársela al tiempo que se tomaba en cruzarlo sin que ello pareciese alterar el mundo circundante.

El puente era un suspenso en el tiempo; un alto en el camino del reloj; un paréntesis de eternidad tendido entre dos universos que en un instante se encontraron y se rozaron y se quisieron fundir el uno con el otro.

Un puente etéreo erigido en el espacio infinito que separa tus ojos de los míos, desafiando el misterio de lo desconocido.

jueves, 24 de octubre de 2013

Tonight

I should have known there was someone else
Down below I always kept it to myself
Now I believe in nothing
Not today as I move myself out of your sight
Oh I'll be sleeping by myself tonight

I could never go with one else
The hurt don't show but who knows, time will tell
Now I believe in nothing but the pain
That I can't see this turning out right
Oh I'll be sleeping by myself tonight

Forever be sad and lonely
Forever never be the same
Oh I close my eyes and wait for a sign
Am I just waiting in vain?
Oh I'll be leaving love and disaster
Sometimes the two are just the same
I'm beginning to see 
What's left of me is gonna have to be free to survive

I'll be sleeping by myself
I'll be sleeping by myself
I'll be sleeping by myself tonight


miércoles, 23 de octubre de 2013

High Fidelity

Tonight, for the first time ever, I can sort of see you're everything I always wanted. Everything I dreamed about.

Everything I've never had.



domingo, 20 de octubre de 2013

Toc, toc

Hola.

Abre la puerta, pasa. Di cualquier cosa.

¿Qué tal el día?

Es suficiente. Siéntate y dedícame un solo minuto. Alza la cabeza, mírame sin más.

Despídete y vete (¡no lo hagas!). Déjame aquí embobado, persiguiendo con la mirada la estela de algo que no es nada y lo es todo a la vez.

Adiós.

Vuelve pronto, porque es demasiado difícil vivir del aire.

sábado, 19 de octubre de 2013

Proverbia

"La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días".

martes, 15 de octubre de 2013

Grey

Los días grises oprimen y hacen de las preocupaciones agujeros negros que engullen la luz y la felicidad. Las ganas de gritar se hacen insoportables. El cielo llora y tú quieres llorar con él, pero no puedes. Simplemente te sumerges en la melancolía y desde esa perspectiva gris te fundes con los días grises. Esperas allí, a que algo o alguien te ayude a salir.

The fury in my head

Un murmullo que antes de que diese tiempo a respirar se convirtió en un ruido atronador. Todas las barreras cayeron al suelo y se encontró a sí mismo recogiendo los pedazos deshechos de su integridad.

Believe

¿Se debe creer en algo que no está?

Me pregunto dónde está el límite y dónde la esperanza.

Perseguir fantasmas; sueños que sólo tú imaginas, que sólo tú protagonizas.

Son tantas las ideas que machacan tu cabeza que a veces desearías dejar de pensar; apretar un botón y que todo se apagase. Como la televisión. No quieres ruido. No quieres ese murmullo de fondo que rompe la tranquilidad de la mente.

¿Cuánto se puede aguantar? ¿Cuánto se debe aguantar? ¿Cuánto tiempo transcurre hasta que se pierde la fe, hasta que se cede a la desesperación?

Quiero saber cuántas decepciones puedes llegar a acumular. Quiero saber hasta cuándo se puede creer en lo inalcanzable, en lo que anhelas y jamás alcanzas.

Quisiera saber cuándo lo sutil, lo imperceptible, empieza a gritar para destrozar la calma de la que se fingió disfrutar.

Quiero creer en lo increíble. ¿Por qué no? Lo increíble me hace sentir vivo.

¿Creer? ¿En qué?

En algo que no conozco y que se mantiene escondido de mí.

Ingenuo... Estúpido. Tú sólo quieres soñar.

domingo, 13 de octubre de 2013

La calle

Caminaban por una calle desierta al caer la tarde, alejada del caos, del bullicio, del ruido y de la gente.

La tomó de la mano y la volvió frente a él, de manera que el sol que resplandecía en el pedazo de cielo colocado arriba, entre los edificios, la envolvía en un fulgor dorado.

Le dijo:

"Quédate quieta y mírame. Quiero hacerte una foto. Quiero que la mejor cámara del mundo tome esta imagen. Quiero poder contemplarla siempre. Quiero grabar en mi cabeza este momento para recordarlo. Sólo mírame".

Los ojos verdes asintieron y brillaron.

Y él sacó la foto. Recorrió todas las líneas y contornos de la figura situada delante, obligando a sus ojos a captar cada detalle para revelar la fotografía más bella que jamás tomaría.

Esa imagen tuvo siempre un significado especial. En papel pudo mostrar lo que cualquier otra, el reflejo intemporal de un instante perdido en el pasado. En su mente quedó impresionada como un recuerdo imperecedero. En ambos casos aquel momento se grabó en la eternidad.

Pero lo más increíble de esa fotografía fue que, en el preciso instante en el que se tomó, el mundo se paró durante un minuto y no existió otra cosa que aquella calle, aquel sol y aquella silueta que a él, permanente insatisfecho, se le antojó eterna. Y entonces el instante de la imagen y la imagen del instante se hicieron eternos con ella.

viernes, 11 de octubre de 2013

Suddenly...

You came out of nowhere. Stealing my heart and brain.


Flaming my every cell. You make me feel myself.

Will you stay in this land forever?


A cross the time and space. A never-ending dance.

A blooming and a trance. You make me feel my soul.


There's no more loneliness. Only sparkles and sweat.

There's no more single fate. You make me feel myself.


Will you stay in this land forever?

My body is like a lightning rod. Capsize me and douse me in your bay.


A shiver of want, always. When you are on the tip of my tongue.


In the back of your parked car. I could build a fort. And play all day. Between your lips.


Let's stay here forever.




Sueña...

Ella es una diosa
y él es un cometa.

Ella duerme por las noches
y no recuerda lo que sueña.
Él sueña con dormir cuando ella duerme
y sueña con soñar lo que ella sueña...
Y sueña con soñar lo que ella sueña...


Ella es la esperanza de la humanidad,
y él escribe mientras ella duerme.
Él fuma y obedece,
ella habla y resplandece.

Ella canta desnuda una canción
y él la mira y se relame.
Él se pierde entre su pelo,
ella se abraza fuerte y dice:

"Que las noches con sus lunas y las lunas con sus huesos nos secuestren a los dos...
Que las lluvias y los soles y las hojas en el suelo nos encuentren a los dos...
Que los años y el presente nos sorprendan a los dos..."

Ella siempre mira hacia delante,
él jamás mira hacia atrás.
Ella duerme y sueña aunque no se acuerde,
él escribe mientras ella duerme.

Ella sonríe y devora la vida,
él devora la vida y sonríe.
Él sueña con dormir cuando ella duerme
y sueña con soñar lo que ella sueña...

miércoles, 9 de octubre de 2013

LXVI

¿De dónde vengo? El más horrible y áspero 
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura,
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.

¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.


martes, 8 de octubre de 2013

sábado, 5 de octubre de 2013

Los acordes flotan en el aire y envuelven la figura que mis ojos contemplan. Una estampa de belleza infinita que desearía poder hacer estática, permanente, eterna, y así la contemplaría a la luz del sol, las farolas y las estrellas hasta el momento en el que la noche se confundiese con el día y me engullese hasta hacerme desaparecer.

jueves, 3 de octubre de 2013

Ojos.

Ojos alegres, sonrientes. Ojos confidentes y a la vez misteriosos. Ojos cantarines, traviesos; brillantes y elegantes. Ojos luminosos.

Ojos atrevidos, valientes; ojos sensibles, tiernos y dulces. Ojos tímidos y precavidos, sutiles, frágiles, silenciosos.

Ojos inteligentes, poderosos; risueños, juguetones y apasionados.

Ojos que detienen el tiempo. Ojos que iluminan noches y dan calor cuando hace frío. Ojos que orientan en el caos y dan sentido al mundo.

Ojos verdes, tranquilos y seguros.

El secreto de tus ojos es el secreto de tu vida y tu misterio.

Ojos como puente entre el recuerdo, el presente y el futuro.

Ojos que son espejos del corazón y la mente.

Ojos que viven para que alguien quiera morir por perderse en ellos, porque son infinitos.

martes, 1 de octubre de 2013

When the sun goes down

Despiértame cuando acabe septiembre, cuando el sol decida tomar unas merecidas vacaciones; cuando el frío comience a descender del cielo y haga de la hierba, de los campos y de los árboles un bonito retablo de tonos verdes, grises y blancos. Cuando la lluvia moje las calles e impregne el aire de humedad y frescor.

El manto de las hojas caídas tras dos largas estaciones cubrirá el suelo de los parques, parques donde caminaré envuelto en el calor de los recuerdos y la melancolía a través de la niebla de mis pensamientos.

Despiértame cuando septiembre toque a su fin, pero no dejes que el sueño acabe tan temprano; el sueño que comenzó hace no mucho y que espero que resista la amenaza del invierno. Ojalá siga vivo para ver brillar nuevos días de primavera y verano.

I wander

Una noche cálida en una ciudad que no duerme.
Un solitario transeúnte huye del bullicio que lo ahoga y vuelve a casa, solo. No tiene compañía en ese oscuro capitular del día, aunque tampoco la quiere.

Camina sin pensar, dejándose llevar. Sabe adónde ir y cómo llegar; muchas veces recorrió la misma ruta que le guía de camino a casa, pero esta vez es diferente. La situación es diferente, él se siente diferente.

La catarsis del momento desató la lucha interna de las emociones encontradas y el hombre se encontró a sí mismo debatiéndose a ciegas en mitad de una noche que se antojaba apacible.

No llueve, hace calor y el viento apenas se deja arrastrar por la calle transformado en una suave brisa. Es esa brisa la que empuja al transeúnte a no detener sus pasos aunque se siente desfallecer. Se siente caer, fallar de nuevo tras empezar una y otra vez. Y no puede evitarlo.

En la noche sin luna más oscura en mucho tiempo, el caminante se funde con las calles y se confunde entre la oscuridad, débilmente rota por la luz tenue de alguna farola que asiste impasible a la lenta tortura interior que sufre.

¿Dónde quedó la ilusión?

La ilusión se hizo añicos cuando el hombre descubrió que lo que perseguía como un loco no era sino una estrella brillante como ninguna, cuya fuerza y poder no podía controlar.

Vio su deseo inocente tal y como era: un estúpido e ingenuo intento de ganar sin pelear, de conseguir lo mejor sin merecerlo.

A pesar de que se prometió ser valiente, en esta noche sólo deja espacio para la desolación. Las lágrimas brotan de sus ojos y caen abandonadas al suelo, donde mueren engullidas por el silencio y la soledad. El transeúnte del andar derrotado quiere gritar, desgarrarse el pecho y por un instante, dejar de respirar para no pensar, para que los remordimientos y el dolor y la culpa no lo atormenten más. Como no puede, simplemente se limita a llorar como un niño pequeño que se refugia en su pena para expulsar lejos lo que amenaza con quebrarlo. Y vaga...

Las luces le indican el camino y la melodiosa melancolía le sujeta la mano para ayudarle a continuar. Un paso tras otro y, con suerte, el descanso le proporcionará la paz que necesita.

El solitario que camina con su sombra como única compañera mira al cielo y se lamenta sin parar, maldiciendo su estupidez. Quiere luchar, esta vez más que nunca, pero no creía que tuviese que empezar tan pronto. Tiene miedo.

Y no es de lo ajeno de lo que se asusta; se asusta de sí mismo, de lo que está arriesgando, de lo que puede perder, de lo que está poniendo en juego.

Por vez primera en una larga época sabe que tiene ante sí la respuesta que buscó desesperado y que jamás encontró. Llegó entonces a dudar de su existencia hasta que tras un parpadeo repentino se encontró frente a frente con ella.

En la noche de las emociones encontradas, los pasos y las lágrimas desesperanzadas, la luz del nuevo día purifica lo que quedó viciado y por un brevísimo segundo proporciona la visión idílica de ese horizonte que, si bien lejano ahora, permanece inamovible en el futuro cercano esperando, quién sabe, a ese caminante errante eternamente dispuesto a alcanzarlo.




lunes, 30 de septiembre de 2013

"Tout est possible regarde le ciel"

Esta mañana miré a través de la ventana y contemplé un pequeño pedazo de cielo azul y blanco. Por un momento me pregunté cómo sería la sensación de poder alcanzarlo. Al momento cerré los ojos y me reprendí por mi ingenuidad.

Ahora, sin embargo, no tengo más que escoger un trozo concreto del tejido que cubre mi cama, colocar ahí mi cabeza, cerrar de nuevo los ojos... e inspirar, lenta y pausadamente. Entonces veo el azul más azul, más blanco, inmenso y cercano. Por la ingenuidad de esta mañana.

Y me pregunto: ¿son ésos los indicios que me susurran que el sueño ha comenzado?

sábado, 28 de septiembre de 2013

Use your illusion

Es la mente mi mayor enemiga y a la vez mi mayor tesoro. Los juegos de la ilusión carecen de leyes y principios.

Idealizar lo ideal no es un error, es correr un gran riesgo. No hay límites definidos, no hay un centinela que guarde el territorio de la cautela, no hay posibilidad de contener el inmenso poder de la imaginación. Intentar creer lo contrario es abnegar de la razón y la cordura.

Los pies se elevan del suelo con suma facilidad y con la misma vuelven a caer. Lo inevitable es éso, y también pensar que se puede elegir cuándo y cómo hacerlo.

Todo comenzó pronto con energías renovadas y fuerzas redobladas. De repente, apenas un suspiro después, nos encontramos en la típica estación de tren en la que se hace balance de daños y desperfectos; donde la mente se examina y hace constar de su obstinación. No obstante la similitud de escenario, las intenciones son diferentes esta vez, así que es posible que el destino final permanezca aún por descubrir.

A pesar de querer soñar, he de aprender a mirar hacia abajo lo suficientemente a menudo como para garantizar que la caída en caso de flaqueza será soportable.

Y sí, después de todas las promesas nuevas sigo igual de perdido que siempre, pero esta vez estoy seguro de querer llegar al final de todo y poder decir que el fracaso, en tal caso, lo gané luchando. O al menos no abandonando.

Puedes intentar jugar y que la mente participe en el juego; puedes querer llegar tan lejos como desees, pero el simple hecho de desear no será capaz jamás de vencer siquiera la fuerza de la gravedad.
No puedes pretender controlar a una supernova.

Alégrate, al menos, de no ser devastado por ella.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Ideal y no perfecto

No hay nada perfecto en este mundo imperfecto. Aun así, a menudo lo que nos ayuda a vivir nos parece ideal, acaso perfecto. Pero no es más que un sueño ingenuo creer algo así, pues no está en nuestra mano conocer cuánto tiempo podremos considerarlo como tal.

A pesar de que no creo en la perfección y sé que no existe, trato de buscar a mi alrededor todo aquello que pudiera ser imagen de lo que quizá en algún lugar lo sea.

No existen tampoco los momentos perfectos; simplemente son momentos que, por algún motivo, significan algo más para quien los vive. ¿Pero cómo puedes considerar que existe el momento perfecto si sólo vives ése y no otro y no representas a toda la humanidad?

Todo lo anterior es verdad, por supuesto. Hoy y ahora quiero contarte algo, sin embargo. Soy un hipócrita y un iluso y no me importa engañarme si con ello consigo acercarme y vislumbrar algo de esa inexistente imperfección.

Sonríe y habla, eternamente, y yo podré quedarme sentado contemplando cómo el tiempo transcurre, primero rápido, luego lentamente hasta detenerse. Entonces me preguntarás por qué hice algo así, y yo te responderé que detuve el tiempo porque quise permanecer siempre en ese momento fugaz e ideal que para mí fue perfecto.

Creerás que estoy loco, pero te equivocas. Para quien desea soñar y sueña, la locura es un puente tendido hacia la perfección de la felicidad.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Lo que hay en el cielo

En el cielo hace sol, huele a humedad y a hojas y a césped seco. En el cielo el viento arrastra consigo el sonido de un canto melodioso que transporta un aroma inconfundible.
El más insignificante detalle basta para hacer que mi mundo se estremecezca. Esto es sólo el principio; el comienzo de algo nuevo, virgen, desconocido, inesperado.

¿Con tanto por descubrir, por qué el temor a perderlo?

Quiero soñar sin límites, entregar mi mundo, pero he aprendido de los errores y por eso quiero mantener mis pies sobre el suelo, firmes. La cautela y la paciencia guiarán mis pasos en el futuro.

Aunque, bien pensado, sin esperanza no hay futuro, sin futuro no hay presente y sin presente... no hay nada.

El hoy es el ayer del mañana. El ahora es el luego de lo que fue antes. Al compás del tiempo se escribe todo y marca ahora el ritmo del baile de sus ojos.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El vértigo causado por la emoción y por la intensidad de un deseo.

La necesidad de captar hasta el más mínimo detalle, un resquicio que se abre en la oscuridad para calmar la urgencia de sentir la luz y el aire.

La angustia de saber que la suerte puede no caminar a mi lado.

El miedo a perder, a decepcionarme, a arrojarme al corazón del huracán con solo ilusiones caducas a las que aferrarme.

La incertidumbre de la consciencia de la dificultad, de lo imposible, de lo irreal. Del desconocimiento y el misterio.

Por encima de todo, sin embargo, la opresión, el vacío en el pecho que se convierte en idea omnipresente en la cabeza y estímulo omnipotente en el corazón. La sensación de rozar el cielo con las manos.

Yo, mientras tanto, seguiré aquí esperando a que el espacio se acorte y pueda saltar al fin seguro.

lunes, 23 de septiembre de 2013

1-14-1

Un parque. El sol. El cielo azul, rojo, naranja y amarillo. Un atardecer; el atardecer que despide un verano inolvidable. Las montañas recortadas en el horizonte, bañadas por los últimos rayos de luz.

En ese pequeño paraíso apuro los rezagados instantes que aún quedan de un fin de semana increíble, tanto por los momentos como por sus protagonistas.

Descubrí que existe la perfección, el ideal siempre perseguido que hasta hoy no quería dejarse ver. Desaparecida la quimera, queda simplemente hacer del sueño de tantas noches la realidad de los días.

¿Qué es eso sino una proposición egoísta, indecente? Lo es, pero no por ello significa que deba dejarse atrás. En la vida hay ocasiones en las que uno debe aferrarse a sus deseos para salir adelante, para ser feliz y, en definitiva, para luchar por lo que quiere.

He pasado demasiado tiempo persiguiendo sombras. Acepté las consecuencias de ello y cuando la verdad caló en mi interior fui consciente de mi estupidez. No por ello cesé en mis intentos y sólo encontré el vacío a mis pies.

Esta vez, sin embargo, todo es más... real. Es pueril, casi suicida y desesperado, pero ahora que he descubierto que mi pasión por aquello que da sentido a la vida es recompensada con la visión de la imagen fiel de su silueta, no puedo dejar de pensar que las oportunidades hay que hacerlas propias arriesgándose a perder, mas si se puede perder, tanto o más se puede ganar.

Quiero arriesgarme esta vez, sin importar lo que pierda por el camino. El verde de unos ojos es más verde si se miran con devoción.

Quiero forjar mi propio sueño en mi única realidad. Quiero luchar por ella.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Los errores de un idealista. Las ilusiones de un iluso. El sueño de un soñador.

Un ideal reflejado en la realidad.

Ojos claros, voz suave, sonrisa dulce y el misterio de lo desconocido.

Sentir que lo que fue imaginado es ahora palpable, sensible, real.

El mundo entero tiembla. Mi mundo se revuelve y yo me pregunto qué sucedió para que comenzase el huracán.

Fue inesperado, afortunado e imprevisible. Y ahora me deja aquí, en mitad de la tormenta, en la vorágine del caos, donde el orden reposa en la misma alocada presencia que lo originó.

Casi sin quererlo entregué demasiado por algo, quizá, que se volverá contra mí tarde o temprano; que es arriesgado, desesperado; también humano. Un sentimiento puro, radical, con el poder para conseguir que las montañas se muevan. La consumación del ideal máximo que otorga el sentido a la vida y al mundo.

Me encanta soñar; más aún cuando mi mayor sueño baja del cielo, abandona su lugar entre las estrellas y se atreve a decirme que no es descabellado, que quizá lo pueda alcanzar.

No pìenso ahora en la decepción y el desencanto, simplemente escucho la única voz que me susurra lo que quiero oír, que la belleza vaga por el mundo modelando sueños y, esta vez, decidió jugar conmigo a tejer un retal que aglutina todo lo que valoro, deseo y aprecio.

He puesto de mí más de lo que debería, pero sé que el precio pagado bien vale la posibilidad de ser feliz.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

A leap of faith

Es hora de pasar página, de cambiar de aire.

Llegó el momento de aceptar lo que uno tiene por su valor y no por lo que aún falta para que sea acaso "perfecto".

El tiempo ineludiblemente coloca todo en su lugar correcto, por suerte o por desgracia, y aunque la lección a veces se aprenda de manera repentina y a contratiempo, acaba siempre por cobrar sentido más pronto que tarde.

En ese instante en el que la realidad de las cosas que vives se muestra frente a ti, sabes que debes asumir lo que conlleva, las consecuencias que acarrea en el brazo y, por encima de todo, las nuevas perspectivas que se abren en el horizonte; posiblemente unas que te acercarán más que nunca a donde quieras estar de verdad.

Puede quizá que en ese momento de catarsis, de éxtasis amargo, se cuele en tu cabeza una idea traviesa, descabellada, atrevida; una idea que en un instante lo invada todo y se convierta en fuerza motriz y bebida para la avidez de sentimientos. Idea que, sin ser diferente de las que ya forman parte del pasado, te invita a que no te rindas y, por qué no, intentes seguir aquello que te sugiere tan delicadamente haciendo mucho ruido en tu interior. Y quién sabe si, después de todas las idas y venidas, ilusiones y decepciones, será ésta la que finalmente consiga brindarte la posibilidad de alcanzar eso que más anhelas...

Para comprobarlo sólo se necesita tener el valor para atreverse a hacer un salto de fe. Y éso es algo de lo que carezco.


miércoles, 28 de agosto de 2013

Hablemos

Cuéntame algo. Cuéntame sobre la vida, sobre el mundo. Háblame de ti; de tus ilusiones, de tus sueños. Háblame de tus miedos y tus anhelos, de tus esperanzas y tus proyectos. Háblame de tu futuro, de lo que quieres y lo que necesitas. Cuéntame lo que desees; háblame de lo que te apetezca, que yo escucharé callado, encantado, disfrutando de tus palabras y tus silencios.

A cambio te hablaré del tiempo, un curioso atrevido que juega conmigo como si fuese un niño. Te hablaré del tiempo y de lo rápido que convierte un instante en un recuerdo; de cómo fluye y esquiva cualquier resquicio del pensamiento. Te contaré lo mucho que le tengo miedo, ya que soy incapaz de ralentizar su movimiento, de hacer que un año no parezca más que un minuto. Te confesaré esto sólo porque habré descubierto que a tu lado el momento carece de tiempo. El tiempo carece en ti de sí mismo, pues tienes el don de hacerlo tu amigo.

lunes, 19 de agosto de 2013

Querer. Sentir.

Quiero mirarte a los ojos y sentir que el tiempo se para. Quiero verte sonreír y dejarme mecer por un mar en calma. Quiero que me mires a los ojos y sientas que la noche nos ampara. Quiero que... 

Tan sólo quiero que sientas que un instante robado a tu lado es mi mayor triunfo y mi mayor esperanza.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Se acercó, la miró y esperó.


No esperaba que hiciese gesto alguno, tampoco descartaba la posibilidad de que se fuese de allí; a pesar de todo sintió esa necesidad de arriesgarse, de descubrirse, de saber qué se escondía en aquella figura.

Apenas se movió, incluso dio la impresión de no haberlo visto. Lentamente giró el cuello en dirección a donde él permanecía sentado, alzó la cabeza y lo miró a los ojos sin temor y sin pudor. Las sombras se hicieron más claras y se sintió completamente desnudo: su interior revelado, expuesto a una luz que no brillaba pero que se abría paso a través de su mirada.

Con la misma ligereza que había empleado antes entreabrió los labios y, quedamente, murmuró:

- No recordarás nada de esto.

Lo cogió de la mano y lo arrastró fuera del bar. No dijo una palabra más, pero en realidad no hacía falta. Todo estaba dicho ya.

Aquella noche viajó a través del más intempestivo de los mares, naufragó en mil islas desiertas y contempló el nacer y el morir del viaje de la luna. Se perdió entre las estrellas y cuando el alba llamó a la ventana sólo pudo tomar aire y dejarse llevar arropado por las sábanas.

Con la mañana llegó la quietud y la calma; los recuerdos, sin embargo, se perdieron en el profundo pozo de la memoria. Así se lo hubo prometido, pero quizá él conservaba algo con lo que ella no contaba: la esperanza. 

De la nada surgió la única imagen que guardó consigo hasta el momento en el que los colores se tornaron grises y el mundo fue perdiendo luz. Aún en ese instante un recuerdo robado acudió a su mente, el recuerdo etéreo de la línea que trazaba la curva de su espalda.

Su refugio silencioso en aquella noche eterna.

lunes, 5 de agosto de 2013

viernes, 2 de agosto de 2013

Sí, muchas cosas cambiaron. El cálido refugio de las tardes de verano proporcionó la calma necesaria para que la mente pudiese liberar las cadenas que la maniataban y volar libre.

La mente ordenó su existencia, su cómo y su por qué. Se alzó por encima del mar de dudas que se cernía inexorable sobre ella y alcanzó un remanso de sosiego en el que encajó cada pieza y detalle.

El puzzle que la mente no podía resolver al fin vio su momento cúlmen, el instante de la determinación férrea, de la irrevocabilidad absoluta. La comprensión de la verdad fue el punto final que marcó un nuevo comienzo.

miércoles, 24 de julio de 2013

Sunset soon forgotten

El mar, vasto, azul y desconocido. Mar que raya con el horizonte y esculpe una línea perfecta donde se funde con el cielo. Y en el mar, una ola.

Una ola que se acerca a la costa; ola de cresta desafiante al sol que arranca y se apropia de su brillo dorado; ola traviesa, veloz, imparable; ola que viene a morir en la playa con un arrullo suave y un burbujeo tímido. No es ola solitaria, pues la empuja otra ola más fuerte, más vigorosa. Ola nueva que rompe encima y chapotea y salpica, coquetea brevemente con la arena. Hace por quedarse ahí, congelada en ese instante en el que mar y tierra se abrazan pero pronto regresa al gigante inabarcable de donde procede. Y olas, diez, cien más corren y se unen a esa carrera por romper juntas, por bañar una playa y convertir el agua en cielo, cielo reflejado en ese espejo irreal que aparece y desaparece en apenas un segundo.

Por encima de ese mar infinito de olas jóvenes y viejas se alza una montaña puntiaguda, valiente y poderosa; mole de roca dura que se recorta en el cielo de la tarde para rozarlo y alcanzarlo. Y montaña y cielo son entonces uno sólo, estampa bella en ese fugaz atardecer. 
Montaña cubierta de sombras que arremolina nubes densas de formas caprichosas como si el pudor la dominase, como si su imponente figura resultase un regalo demasiado sugerente como para ser contemplado.

Más arriba aún, suspendida sobre las nubes, majestuosa e implacable, dueña del tiempo y de la luz, una bola de fuego amarilla y naranja y roja que irradia su fuerza por el firmamento. El cielo se tiñe de un crisol de tonos degradados, entrelazados unos con otros en una sucesión suave y fluida como si la diestra mano del pintor los escogiese con maestría de su paleta.
El sol, estrella errante, estrella eterna que dicta sentencia en esa tarde sobre el mundo, que apenas brilla ya mientras se protege y se oculta en su oscuro refugio tras las nubes, la montaña y el mar.

martes, 23 de julio de 2013

¿Era ésa la respuesta? ¿Era ésa la respuesta que siempre tuve, ésa que nunca busqué? ¿Era ésa la respuesta que da sentido a todo?

Un engaño personal, desinteresado e inocente; un engaño que me engañó hasta el fondo. Un engaño que yo creé y creí aun teniendo la verdad escondida en mí.

Pero con el deshielo, los secretos hundidos en la nieve salen a relucir. Y el deshielo me sorprendió y derritió mi interior.

Y ahora por fin lo comprendo, por suerte o por desgracia. Estuvo ahí, desde el principio. Tan cerca y a la vez tan lejos...

Y ahora, ¿qué? El fuego vino y se llevó el disfraz pero en las cenizas permanece la verdad, el significado primigenio que ya no se podrá ocultar.

Todo por un recuerdo, un latido acelerado, un viaje por el mar en una mirada eterna y un vendaval.

Aunque, pensándolo bien, estas no son más que las palabras de un iluso. Una vez más y como siempre.


martes, 16 de julio de 2013

Por...

Se ha producido un cambio en mi interior. Puedo sentirlo porque, sencillamente, he vivido algo que agitó lo que había dentro de mí y alteró su orden anterior. En el fondo me gusta cómo ha quedado colocado, aunque ahora únicamente haya espacio para la tristeza ante su inminente final además de una profunda sensación de necesidad, de revivirlo todo de nuevo, como si fuese la primera vez...

Es curioso el poder que tiene la música para hacerte volar; para transportarte a un lugar lejano y desconocido donde no hay necesidad de mantener los pies en el suelo, donde puedes alzar la mirada y sentir que te conviertes en un compañero de las estrellas del cielo. Todo eso y la incontenible felicidad, libertad, alegría que nace en el fondo del pecho y te obliga a sonreír y a respirar, a vivir, a soñar. Y por qué no, también a llorar.

Una experiencia así no te deja indiferente; no puede hacerlo. Hay algo que vibra en mí a partir de ahora de manera constante y que salta y se retuerce y me hace estremecer cada vez que alguna de esas canciones tan especiales vuelve a dejarse oír. Pero no es sólo la música lo que me llena por dentro, sino la música y los recuerdos que trae abrazados a ella.

La libertad, la paz, la sensación de total confianza, seguridad y disfrute de esos días han tenido una suerte de banda sonora privilegiada, enérgica e inevitablemente inolvidable. 

Y si el guión y la melodía fueron perfectos, no fueron menos los protagonistas de esta historia. Sin ellos no se podría haber compuesto una pieza tan especial y a la vez tan sencilla.

Nada volverá a ser como antes. Lo que primero eran meros acordes distantes, respetuosos, son y serán desde hoy acordes y recuerdos, mensajeros perennes, testigos fieles, buenos amigos de aquellos instantes que han quedado grabados en nuestras retinas.

Por estos días. Por lo que significaron y por lo que han sido. Por el futuro. Por este pequeño gran comienzo.

Porque la vida es maravillosa.

lunes, 15 de julio de 2013

Together we created memories that will last a lifetime...

"¿Qué es el cielo?"
No lo sé. No puedo saberlo.
Desconozco si existe, si es azul, de otro color o blanco o negro.
Desconozco dónde está, quién lo rige y cómo se llega a él.

Puedo asegurar que hace no mucho estuve en él, sí. Primero lo vi desde el suelo, después salté para intentar alcanzarlo hasta que lo rocé con las yemas de mis dedos y al final simplemente cerré los ojos, me dejé llevar y... me podía haber muerto en aquel instante a la vez eterno y fugaz, feliz, en paz.

Quién sabe dónde estaba entonces, en aquel instante en que la música me rodeaba, me abrazaba, me inundaba y me hacía llorar. Llorar no de tristeza ni de amargura, sino de felicidad. Pura y sincera, tal y como suena, tal y como se escribe. Felicidad...

Yo estuve allí frente al escenario, en el cielo, en mi cielo particular.

Mi cielo estaba en las montañas, en el mar; durante el fin de septiembre, en el bulevar de los sueños rotos mientras chocábamos y nos uníamos alcanzando la cima de la vida; viviendo un milagro, viviendo los mejores momentos de mi vida.

domingo, 14 de julio de 2013

Thanks for the memories

Llevaba mucho tiempo esperándolo, quizá demasiado. No sólo por la experiencia en sí y lo que prometía, sino también por las personas que me acompañarían.

Durante meses fui conformando mi propio "plan" de verano y sin querer siquiera situé estos días en la cima de lo que se me antojaba como un verano inolvidable. Conforme la fecha se acercaba aumentaban mis nervios y mis ganas; cuando apenas faltaban días, horas para iniciar el viaje, no sentía nada aparte de nervios y una expectación tremenda. 
"¿Por qué?", me decía yo mismo, "si no es más que una aventura con la gente que tú deseas".
En ese momento mis sentimientos eran instintivos, pues era incapaz de saber que, efectivamente, tras unos pocos días los nervios estaban más que justificados.

Una experiencia que marca tu vida es todo eso que no esperas y que te coge por sorpresa, en mitad de un parpadeo para zarandearte fuerte y dejarte aturdido, levemente incapacitado para reconocer lo que acaba de suceder. Con el paso de tiempo toma un sentido especial en tu vida. Puede que esto sea lo que me ha sucedido a mí.

Llegaron estos ansiados días, días de calor, de ajetreo, de noches sin dormir, de incomodidad, de... mil recuerdos imborrables. Recuerdos llenos de acordes, de voces, de gritos, de saltos, de luces, de manos y de rostros rendidos ante el poder de una canción. Lo que marcó sin lugar a dudas estos cuatro días en Bilbao fue mi compañía, las tres personas que me acompañaron en este viaje y que una vez más consiguieron hacer de cualquier momento juntos un instante para no olvidar jamás.

Con los recuerdos recién instalados en la memoria me asusto al comprobar lo rápido que se han convertido en sólo eso, en recuerdos, en muestras ya pasadas de instantes irrepetibles. Lo esperé durante mucho tiempo y al final fue increíblemente fugaz. Empiezo a preguntarme ahora si en realidad viví todo eso que ahora inunda mi cabeza.

Es entonces cuando al recurrir a esos nimios "recuerdos" adquieren su significado íntegro, su valor y su fuerza motriz. Es entonces cuando pienso en las risas, las bromas, la felicidad y la alegría por lo que compartíamos; las lágrimas, las miradas prendidas por la intensidad de un sentimiento que durante estos cuatro días nos unió y conectó de una forma que aún me sigue maravillando...

Todo sucedió muy rápido y aquí estoy ahora, de vuelta en casa, como si nada hubiera sucedido, recopilando fotos y vídeos que reflejan el enorme valor de lo que hemos vivido. Es tiempo de echarlo de menos, claro, pero también de grabarlo a fuego en el corazón.

Siempre podremos decir que estuvimos allí para compartirlo juntos, desde hoy y hasta que nos falle la memoria. Gracias por estos días, por estar ahí, por cada momento, por todo. Una y otra vez, mil incluso, gracias. Eskerrik asko, amigos.

It's something unpredictable but in the end 
Is right I hope you've had the time of your life...


domingo, 23 de junio de 2013

Stay with me... let's just breathe.

Did I say that I need you? Did I say that I want you? If I didn't I'm a fool, you see... No one knows this more than me.




martes, 18 de junio de 2013

viernes, 14 de junio de 2013

domingo, 9 de junio de 2013

THC

Un chisporroteo; una luz. Un destello; un parpadeo y el tembloroso sonido del acorde final de una canción. La distorsión del tiempo; la paranoia de la apercepción.

domingo, 2 de junio de 2013

Mont Blanc.

Se acabó. En un instante. Todo un año resumido, agrupado y concentrado en ese momento final que consigue hacerlo tan breve como un pestañeo. Susurrado al oído, clama a voces que es hora de volver a casa y dejar atrás este sitio que, tras varios meses, se merece ser considerado un hogar.

Me asusta lo frenético que es el tiempo; fugaz, apenas perceptible. Lo esperas, llega y se va de la misma manera: sin hacer ruido.

Lo que durante tanto tiempo anhelé vivir resulta ahora no ser más que una sucesión de experiencias que han pasado a través de mí rápidas como un rayo de luz, sin alterar nada a su paso pero dejando una impronta indeleble en mi interior.

Nada es como antes. Ni lo será nunca más.

El final ha sido vertiginoso. Tal fue la fugacidad del momento que ahora, cuando todo ha pasado ya, siento que un vendaval se llevó por delante este último día poniendo del revés mi mundo aquí.

Del todo a la nada, pasando por la frustración y la más que conocida decepción. Sería difícil describir lo que supusieron las anteriores veinticuatro horas, teniendo en cuenta la cantidad de sentimientos que se entremezclaron en su transcurso.

Tras un año repleto de emociones y recuerdos imborrables es hora de hacer un balance de qué han supuesto para mí estos primeros meses viviendo este pequeño sueño. Sin duda, y quizá con algo de ayuda, me he dado cuenta de que lo que realmente ha marcado mi primer año ovetense han sido las personas, personas que se han convertido en mi día a día, en parte inamovible de mi presente. Algunas conocidas, otras descubiertas, pero todas bien allegadas. Soy un afortunado al haber podido disfrutar de su compañía durante todo este tiempo, compartiendo mañanas, tardes y noches; risas y tristezas; bromas, discusiones, fiestas y estudio. En número son realmente pocas, incluso numerables con los dedos de una mano pero, al fin y al cabo, ¿para qué quiero más? Todas ellas me caben en una mano y con esa mano las aferro para intentar no separarme de su lado.

Todo ha sucedido tan rápidamente que no he tenido tiempo siquiera de evitar darme de bruces con el muro que indica que el camino que he recorrido este año toca a su fin. Es hora de seguir adelante y estar preparado para cuando deba iniciar el siguiente.

Por ahora, sin embargo, es tiempo de tomarse un descanso; de inhalar la fragancia de una más que merecida recompensa; de paladear el dulce sabor de un verano lleno de experiencias que prometen ser cumbres de la historia que intento escribir cada día.

Cumbres tan altas como el Mont Blanc.
Cumbres de chocolate, nata y canela.

sábado, 18 de mayo de 2013

Opposites

Un segundo que lo acumula todo. Concentración y dispersión infinitesimal; vida y muerte abrazadas en una suerte de paréntesis temporal.

martes, 14 de mayo de 2013

Prometí hace tiempo que mi promesa se cumpliría. A día de hoy no me he comprometido como prometí.

Ahora digo, por eso, que prometo que no ocurrirá jamás. Esta vez mi promesa será una, verdadera y para siempre.

Lo prometo.

lunes, 13 de mayo de 2013

True

Si en este mundo, o en otro, se definió alguna vez lo que significa la belleza, o la perfección, estoy seguro de que apareció ella, y sólo ella, para demostrarlo.

domingo, 12 de mayo de 2013

Lorenzo

No acostumbro a vivir en el pasado. No me gusta tener la cabeza mirando hacia atrás. Suelo pensar que lo que tengo en este momento, aquí y ahora, es lo que me hace estar vivo. Desconozco qué pasará después y por eso intento siempre aprovechar al máximo cada instante (dejando tópicos tan de moda aparte). No es algo que deba decirse porque resulta elegante o acaso inteligente. Para mí es una cuestión de principios, una ley de vida. Mi máxima para cada día.

Hoy, sin embargo, ha sido diferente. He comido bajo techo y, de repente, a través de una puerta abierta he vislumbrado el sol arrojando luz sobre el mundo.

Hace un día maravilloso.

Una ráfaga de aire me ha hecho recordar la necesidad que tenía de respirar ese aire primaveral tan largo tiempo añorado. He salido a la calle y he inspirado el aire, aire fresco; sol cálido. Sin saber por qué, esta vez he necesitado recordar. Tranquilamente y sin percibirlo, los recuerdos se han ido acercando con el sol y se han colocado a mi lado. 

Por eso he vuelto atrás, hace mucho tiempo, al lugar de donde vengo.

Vivo en el presente, pero por un momento me sentí parte de mi pasado; añoré con fuerza todo eso que tuve y que ya se ha ido.

Y sí, en ese breve lapso de tiempo en el que el sol me abrazaba me volví a sentir pequeño; rememoré tantas y tantas tardes en lugares que hoy parecen lejanos; avivé en mí ese sentimiento que me dice que nunca, jamás, deje de ser un niño.

Por el ayer hoy soy presente. Por el ayer y por el hoy seré futuro mañana. 
El sol me acompañó ayer, hoy, y espero que también lo haga mañana.
Mirarte y detenerme, no en el suelo, sino en el tiempo.

sábado, 11 de mayo de 2013

Decían que merecía el universo, pero lo consideré tal blasfemia que me escondí, avergonzado. Me escondí tan profundo que no encontré el camino de vuelta, pero para entonces no importaba. Ya estaba perdido en el universo que se escondía tras el brillo de una mirada.

Someday

Algún día puede que llegue a comprender todo eso que hoy se esconde de mí.
No pido inmediatez ni facilidad; apenas deseo una chispa de tiempo infinitesimal donde la suerte, mi suerte, se enlace en tal sutil brevedad.

An end has a start

Life doesn't have to be perfect, it just has to be lived.